miércoles, 30 de julio de 2008

Una caja

Durante mucho tiempo existió una caja que contenía los más oscuros y macabros sentimientos, una caja prohibida, que soporto humillaciones, engaños, felicidad, tristeza, melancolía, dolor, olvido, risas, sueños, que capturaba los peores secretos que una mente podía explorar, tiene una llave, esa llave sofoca, enceguece y puede abrir la caja de Martina
Ella dormía; inquieta, pero no lo recuerda y se reconoció débil, cansada, apagada. Martina llena de luz en tiempos lejanos, pero ahora su llama se va extinguiendo y su caja, su caja estaba a punto de abrir.
Martina miraba el péndulo.
La Madre grita.
-Martina vamos
Ella lo sabía y en silencio se paro y miro su cuarto, el que por última vez iba a mirar con el calor del alma en su interior, bajó la escalera pesadamente, mira a la Madre.
-Estoy lista.
- Ya, vamos.
Sale de su hogar, y ese peso de melancolía, y ese peso de dejar toda su felicidad, y eso pasos a la muerte iban siendo en Martina los más normales para su anormalidad. Sus risas acompañaron todo el trayecto de día cotidiano de domingo .Su llegada al mercado y los recuerdos en la mente la hacían dudar de seguir
Ese encuentro predestinado; ella lo sabia y dejaba correr el destino sin querer detenerlo porque en el fondo lo deseaba, aunque había un destello de esperanza de que esta vez también pudiera soportarlo, pero su caja estaba endeble, y esta llave era un detonador eficaz, ni con toda la desilusión sufrida, ni con toda la felicidad alcanzada podrían parar a que su caja se abriera, este sentimiento es diferente, es su limite.
Y exacto, basto con esa mirada y el encuentro, no lo soporto aunque su teatralismo fue eficaz ya que es brillante en eso, pero sus naipes interiores iban derrumbando la fortaleza; sintió como la llave dejo salir; y le paso toda una recopilación de fotos, la llave lo transformo todo, la IRA surgió, desde el fondo de sus antepasados sentimientos y la sangre ardió y transformo todo y cada uno de sus buenos momentos, las imágenes macabras de vidas pasadas y antiguas volvían a respirar por la piel; la Madre la mira, sabe que ya la perdió, no puede hacer nada está predestinado, tenia que soltarla o amarrar a su alma un arma imparable e indestructible.
No pudo Martina perdió la cordura, no pudo regresar sus sentimientos a la caja, perdió el sentido y el horizonte, se desvaneció mientras adelantaba el acto y el pre-final, su encuentro predestinado ya no daba para más de una conversación absurda y cotidiana, miraron a Martina por última vez, antes de su final, ella dijo.
-Me tengo que ir.
Y se retiro altiva, llego junto a la Madre pero esta ya no la reconoció, su mirada estaba perdida pero fijada en algún exacto sentimiento escalofriante, sus ojos oscuros como la noche contrastan a su color celeste natural, su mirada recorrió cada persona alrededor, eran sólo insectos para ella. Martina dice a la Madre.
-Es hora, lo siento y corrió.
Robo una navaja fina y altamente cortante de un puesto de carnicería lo limpio cuidadosamente y se echo a correr detrás de su pasado, le alcanzo, tomo su mano y le miro a los ojos, y le enterró la primera puñalada en el vientre
- ¿No te alegra verme? ¿por qué no sonríes?
Y pone la navaja en la boca, el filo daba al extremo donde termina la sonrisa y crecían sus margaritas
- Quiero que sonrías para siempre por mi, a mi me alegra verte ¿por qué a ti no?
Su navaja se desliza por la piel cortando el lado izquierdo de su sonrisa, la sangre corre por la mano de Martina
- Pero ¿por qué sonríe un solo lado ah?
Su navaja se desliza hacia el extremo derecho, repitió el corte dejando una sonrisa amplia escurrente de sangre, el sonido de la piel cortándose extrémese a Martina hasta detrás de las rodillas
- Ahora te quiero más sabes, pero ya no me diviertes, y lo divertido ya no es querido si no es imposible
Le habla mirando sus ojos
- ¡corre! ¡ahora¡ que yo te pillare, ¡corre por mi ahora!
Le grita cantadamente, como tarareado una canción de cuna, pero se desvanece en sus brazos
- Martina, nunca te ame
- Lo sé, pero ahora siempre sonreirás por mi
Le dice al oído; le pega la última puñalada, en el corazón
- Por lo menos mi navaja nueva te toco el corazón
Le grita histéricamente, y en el último aliento le dice al oído.
- En realidad ya no te amo , sólo me molesta tu recuerdo