martes, 5 de agosto de 2008

Continuando

Ya es de noche, el metro dejo de funcionar, la gente cesa su paso y Martina sigue sentada en su lugar favorito, favorito porque ahí pretendía declarar su inapropiado amor, aquel amor que ahora y para siempre sonreirá por ella.
- Tengo que seguir, acabar, acabar, lo empezado acabar
Martina ha susurrado toda la tarde la misma frase, con su tono de voz cantadito y tierno.
Ya amanecido, recorre los lugares más significativos, llenos de recuerdos, pero ni siquiera sonríe, despidiéndose, al encuentro del último acto.
Han pasado 3 meses, vigilando de cerca, a ella le costo 3 años y 6 meses abrir su caja sentimental y dejar fluir sus antiguos impulsos, y él en 3 meses ya no llora su ausencia.
Él se mueve con aire seguro, libre, feliz, Martina lo observa des lejos.
- Lo tiene superado, ¡ja! Ese era su amor, insólito, increíble, anecdótico, a mi, a mi me rompió el corazón 45 veces, llore 33 días y 6 horas y él en 91 días en 91 días…
Habla con su navaja a carcajadas
- ¿Qué vamos a hacer?
Mientras cariñosamente le hace cariño a su navaja
- ¿Tiene qué quedar así? No, no cierto, tienes razón ya es hora de que actuemos.
Martina camina sigilosamente, parece una niña extraviada y temerosa.
- Disculpa, ¿tu sabes donde queda el puente Santa ana?
- Si claro, caminas hacia la altura del metro los héroes y desde allí lo ves, queda como a 4 cuadras de la Alameda caminando hacia el norte
- Es que estoy perdida, no se llegar hasta allá, ¿tu me harías compañía?
- Claro vamos, mejor te acompaño, esta ciudad no es muy segura
Patricio no la reconoció, aunque no había cambiado mucho su aspecto; Martina tenia el pelo más largo y su chaquilla que le daba un aire dulzón resaltaba sus ojos intensamente celeste / verdes y la palidez de su piel hacia resaltar sus mejillas sonrosadas, con lo que quedaba con un aspecto de muñeca salida de la juguetería.
La conversación fue envolviendo a Patricio, esta niña parecía salir de uno de sus mejore sueños, sintió que si se separaba de ella iba a dejar a la intemperie a una dulce e inocente bailarina.
- Samantha, ¿Qué tienes que hacer en el puente?
- Terminar un sueño. Respondió como alucinada Martina.
Se les hizo de noche, en realidad muy de noche, Patricio la miraba.
- ¿Cuál es ese sueño por cumplir?
- ¿Porque tienes prisa? ¿necesitas recordar tu pasado despojado?
Él sintió que un intenso frió calo hasta el último centímetro de su existencia.
- No entiendo. Respondió sin pensar
Martina se acerco
- Eres un iluso, pobre perdedor, ¿a caso no me reconoces?
- No, no se, no entiendo.
Martina se acerca se pega a su cuerpo y olfatea su aliento.
- Pensar que tus labios tocaron cada centímetro de su amor, pensar que tus manos acariciaron cada sueño que tenia.
- ¡Martina!. Grita desesperado y horrorizado
- ¿No pensaras escapar? Y deslizo su mano en la entrepierna de él y asfixio cada partícula de sus genitales
- Martina ¿qué estas haciendo?
- ¡Cállate! ¿Tu crees que puedes liberarte?, ¿tu crees que puedes marcharte sabiendo que en mi se abrió una caja que soltó un desastre?,¿ tu crees que bastan 91 días para poder volver a sonreír? .
Y entierra su navaja en el ombligo solo para causarle dolor
- Tu creías que moría por ti cada vez que te parabas en el umbral de su puerta llamando su nombre.
- Tú, tú la mataste, tú me la quitaste y te atreves a hablar de ella
- No seas hipócrita, que después de hoy no podrás decir nunca más una mentira.
Patricio cae por el dolor y abraza las rodillas de Martina.
- ¿Qué vas a hacer? ¿vas a matarme?
- No, ella era mi mejor recuerdo, el mejor de todos los sentimientos, incluso así me molestaba, tu eres un insecto, una cucaracha, un sobreviviente que hablara nunca más.
Martina le muestra su navaja y la desliza en la boca de patricio.
- ¿te acuerdas como te reías de mis sentimientos hacia ella? ahora ríete con tú más larga sonrisa
Martina repite el rito y corta su boca formando una inmensa sonrisa en la cara de Patricio.
- Quiero que cada vez que mires tu cara esta hermosa sonrisa que he dejado en ti, veas mi cara reflejada
Patricio llora desconsoladamente horrorizado
- Saca la lengua
- No, no. Balbucea mientras la sangre inunda el cemento
- Saca la lengua te digo
Martina corta su lengua y se la pone en la mano guardándola como un secreto.
Patricio ahoga un grito de dolor escalofriante; Martina le tira el pelo haciendo que su mirada suba y mire sus ojos.
- Escúchame niñito, todo necesita un orden, además tu amor era una farsa, y con cada palabra que pronunciaste con mentiras y sentimientos vagos hacían de mi corazón un esqueleto oxidado y mal oliente, que termino devastando todo a su paso, recuerda no va a existir mejor orden que un lógico final para mi historia feliz.
Martina se marcha caminando, limpiando su querida navaja.
Patricio queda tumbado sangrando en el lugar donde debería haber empezado la más linda historia de amor que nunca podrá ser contada.